En tres días 5.000 personas se han animado a aprender la lengua catalana en Duolingo
Un grupo de nueve voluntarios ha estado trabajando durante
el último medio año en la creación de un curso de catalán en la plataforma para
aprender idiomas Duolingo. Lo han puesto en marcha esta semana y en tan solo
tres días ya se han apuntado 5.000 personas. El método que esta red social
utiliza para practicar lenguas se basa en la traducción y el curso va dirigido
a hispanohablantes. Hay que saber castellano para apuntarse. Las unidades
didácticas están pensada para seguirlas "más como un juego que como un curso
de idiomas". Lo cuenta así uno de los voluntarios, Xavier Méndez, un
filólogo de 29 años y vecino de Sabadell (Barcelona), que considera que la
nueva herramienta puede convertirse un complemento a Parla.cat, el sitio web
para aprender catalán de la Dirección general de Política Lingüística de la
Generalitat.
El gat beu aigua, la gata beu llet [El gato bebe agua, la
gata bebe leche] es la primera frase que se propone a los alumnos del curso en
una de las lecciones donde se aprenden los nombres de los animales. Para
resolver el ejercicio hay que traducir la oración al castellano. Las
traducciones a veces también se tienen que hacer a la inversa. Una vez resuelta
la pregunta existe la posibilidad de discutir los matices de la frase con otros
miembros de Duolingo. En caso de dar una respuesta errónea, si no se está de
acuerdo con el veredicto, los alumnos pueden decir la suya a los creadores del
curso.
El curso de catalán de Duolingo ha estado seis meses en la
incubadora de la plataforma, donde los voluntarios pueden emprender la
iniciativa de crear cursos de lenguas que no tienen presencia en la
herramienta. A pesar de que en el equipo catalán hay filólogos, también ha
contado con la participación de personas con otros perfiles, como un ingeniero
informático o un médico, Ferran Campillo, que es el coordinador del proyecto. Este
residente de Pediatría en el Hospital Universitario La Paz de Madrid, que se
crió en el Maresme, ve las lenguas como una de sus "grandes
pasiones". Duolingo le pidió que se encargara del curso después de que
hiciera varias aportaciones en foros de la red social relacionadas con la
cultura catalana. Campillo ha participado en otros proyectos colaborativos
vinculados a la lengua, como en la traducción de la aplicación de la Biblia más
popular,
El anuncio de creación del curso de catalán suscitó en su
momento el interés de 13.000 internautas, según los voluntarios. Como todos los
temarios de Duolingo, está estructurado en varias unidades representadas en
forma de árbol y, al inscribirse, los estudiantes pueden hacer una prueba de
nivel para exonerarse –la aplicación utiliza este verbo– de algunos de los
temas. Actualmente el curso de catalán está en fase de pruebas. "Si vemos
que que hay muchos errores constantes en los ejercicios querrá decir que no lo
hacemos lo suficientemente bien para que se aprenda la lengua", cuenta
Méndez. "A medida que recibimos comentarios y hacemos las modificaciones
pertinentes la tasa de errores disminuye. Cuando se llegue a un nivel razonable
–cerca a un 3% de errores– el curso pasará a ser estable", añade. Será
entonces cuando la aplicación para móviles de Duolingo también incorporará el
catalán. Ahora mismo solamente se puede practicar vía web.
Méndez opina que entre las personas que utilizan Duolingo se
establece "una solidaridad lingüística muy bonita". Si bien el curso
está pensado para hispanohablantes, "también hay estudiantes que no tienen
el castellano como lengua inicial, sobre todo anglófonos y también algún
francófono –tienen nociones de castellano y no quieren esperar–, que han
decidido hacer el curso de catalán partiendo del castellano", comenta. El
equipo se plantea en un futuro adaptar las lecciones para que se puedan cursar
partiendo de otras lenguas.
La traducción como método de aprendizaje
"Personalmente soy traductor y creo que se puede
aprender una lengua a partir de la traducción", afirma Méndez respondiendo
a la principal crítica que recibe Duolingo. Argumenta que "el cerebro está
programado para saltar de una lengua a otra" y lo ejemplifica diciendo que
"allá dónde en catalán tenemos taula [mesa] tendremos que buscar un
fichero en nuestra cabeza donde diga table en francés", como si se tratara
de un diccionario pero "buscándola en el cerebro".
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